La honradez y la sinceridad son las mejores políticas, aunque no lo parezcan a largo plazo. Esta es una breve lista cuya mayoria de elementos casi siempre olvidamos en nuestro día a día. Yo el primero.
- Se sincero siempre.
- Acepta la responsabilidad de lo que dices. Tus afirmaciones, tus opiniones, son tuyas.
- Admite tus errores. No pasa nada. Todo el mundo se equivoca. Admítelos sin vergüenza. Hazlos públicos. En realidad la gente, o las buenas personas, siempre aprecian la transparencia.
- De la misma, manera no te preocupe mostrar desacuerdo, siempre con educación, cuando te mientan, tergiversen tu información o no sean claros contigo.
- Expresa tus opiniones siempre de forma constructiva, buscando la conciliación, pero sin tener miedo de expresarlas.
- Aprende a decir no.
- Se amable. Agradece con sinceridad el esfuerzo de los demás o habla con ellos cuando tengas algo que objetar.
- No hables mal a las espaldas de la gente. No enredes, no desinformes.
Practicar esto día a día requiere constancia, atención voluntaria y dedicación, pero los resultados son siempre positivos, si bien es un esfuerzo que en solitario lleva bastante tiempo. Mejora tu ambiente laboral, y las relaciones con tus jefes o con los que dependen de ti o tus iguales en tu equipo. Con los clientes, quizás sea más discutible, pero a la larga creo que es igualmente positivo. Y esa mejora, no tengas duda, contagia el resto de aspectos de tu vida.
Si tu entorno de trabajo es un sitio lleno de mentiras, de tensiones, de peleas o malas palabras, ten por seguro que pronto afectará a facetas de tu vida ajenas a la laboral.
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